Por Virgilio López Azuán
Estos
días he pensado en un filósofo de este tiempo, en Daniel Kahneman, no es que
sea de mis preferidos, ante mi pasión por Jürgen Habermas, Eugenio Trías y Edgar Morín, por nombrar
solo tres. Lo que pasa es que, al reflexionar sobre el juicio humano y las
tomas de decisiones bajo cierto rango de incertidumbre, más las teorías
asociadas al caos y al límite me pongo al borde de una corriente de razones
cargadas de complejidad.
Aunque la
teoría de Kahneman se basa en las tomas de decisiones ante incertidumbres de tipo
económico y que el filósofo supo “articular la investigación psicológica a las
ciencias económicas”, no así a las incertidumbres propias del contexto social y
político, me detuve a pensar en sus planteamientos ante el momento político nacional.
Haciendo
una analogía con la teoría Keynesiana de dotar a las instituciones de las
fortalezas necesarias para controlar las economías en situación de crisis, o
ante las oscilaciones en fases de expansión y contracción de la economía, igualmente,
tomar decisiones asertivas le plantea desafíos a los actores que rigen los
procesos, cuando se trata de política.
Ante una
toma de decisión con rango de incertidumbre, las consecuencias que se derivan
no pueden ser controladas porque pudieran estar sujetas a la aleatoriedad o a
la falta de información.
Quizá en el
contexto social y político el elemento del azar sea más reducido porque de
estas ciencias y disciplinas derivadas las variables pueden mostrar indicadores
cualitativos y cuantitativos que contribuyan al éxito ante tal o cual decisión.
Sin embargo, la falta de información oportuna puede hacer variar y hasta revertir
los resultados.
Si se toma
una decisión política en momentos de incertidumbre, donde las variables que
sustentan el proyecto son impactadas por el azar, la falta de información o la
desinformación, se hace más difícil el acierto.
Sin
embargo, como las ciencias sociales y políticas no están sujetas a la rigidez
de las matemáticas en sí, que un evento previo e inesperado puede ser
catastrófico para cualquier proyecto político, las tomas de decisiones tienen
que ser bien sopesadas. Dados estos argumentos se han creado teorías de las
tomas de decisiones en momentos de incertidumbres, planteamientos de tipo
cuantitativo que sirven de ayuda profesionalmente.
En estos
días que en la República Dominicana, se vive un debate electoral por
nominaciones municipales, congresionales y presidenciales; donde se producen
renuncias, adhesiones, negociaciones, consensos, entre otras acciones de la
jungla política, una decisión, a veces por más absurda o desacertada que
parezca, dentro de ese rango de incertidumbre puede, que a corto o largo plazo
se convierta en una fortaleza, en una acción “sobre natural”, que luego permita
la expresión: “Ese un político que mira más allá de la curva”. Como venimos
argumentando, esto no es taxativo y se escapa del control de los actores de los
procesos. Pero les digo a todos, dentro de la incertidumbre, sucede a veces.
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