QUIZÁ VIRTUAL (Cuento breve)
POR VIRGILIO LÓPEZ AZUÁN
Sé que te mataré y tú también lo
sabes. Será fácil la operación en este momento en que nos cruzamos, como dos
locos virtuales o quizá ni tan virtuales. El cuchillo fue la herramienta que
penetró a tu cuerpo y que vuelve, intacto sin ninguna mancha de sangre. Frisado,
me pregunto ¿Cómo diablos el cuchillo no está sucio de sangre si te maté?
Penetró en tu cuerpo y quedó brillante como me lo habían vendido en la plaza.
Ahora te veo y tú no estás muerto, ni yo tengo cuchillo
alguno en la mano. Pero ya te maté, eso lo sabemos los dos. Ahora charlamos
sobre un tema pasado y nos abrazamos como niños y nos despertamos ancianos en
medio del mismo abrazo, pero con otros entornos. ¿Cómo pudiste llegar a viejo
si hace tiempo que te maté, y tú y yo lo sabemos?
¿Acaso no te maté nada? ¿Acaso el
cuchillo nunca ha existido y nunca pasé por la plaza?
Me he frisado de nuevo. También
tú te has frisado. Tengo la sensación de que hemos estado en este mismo lugar,
con una diferencia: yo traía el cuchillo en la mano derecha y ahora no lo
tengo.
No, quizá estoy confundido. Esta
no es la hora de matarte. Pero te miro y estás ensangrentado. Parecieras que estás
muriendo. Me arrepiento de haberte herido de muerte. Y me desespero y salgo
corriendo como un loco, apretando un cuchillo que ya no tengo en la mano; yo
soy un hombre de cuarenta y ahora tú eres un niño que juega en el pasto.
Me toco para ver si soy un hombre
virtual, entrampado. Pero nada, soy yo
mismo y no caben discusiones. Voy al jardín donde tú juegas y te quiero topar,
pero ya tu eres un viejo que riegas las flores. Me miras como si no me
conocieras, y es donde me doy cuenta que ahora el niño soy yo, que solo quiere
jugar en el pasto.
No había vuelto a pensar que te
maté. Tengo la duda si yo lo hice, y tú tienes la duda si estás muerto.
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