Obsesión con el tiempo
Muerto el reloj en la
puerta como a veces sucede
la vida se convierte en un
refugio de minutos fugitivos
en un eco de minutos ya
estancados, ya heridos
Muertos los minutos en tu
pecho nadie notará
que los relojes son
cascarones inservibles
escarchas en los picachos
de la noche extendida.
Obsesionado tu cuerpo
lleno de curvas y abismos
andará sin prisa los
caminos forjados en la cama
los palacios soñados en un
fondo invertebrado…
Y como triste muñeco
dentro de los payasos
saldré con una lágrima
gorda contigo en el paisaje.
Muerto el reloj dentro del
tiempo rebelde
servirán como chatarras
sus agujas antes agitadas
el cristal de la esfera no
atrapara los sonidos
que la máquina dispara al
voltear la arena.
Los amantes estarán
agonizados de esperas
y el tiempo que estuvo obsesionado
en tus senos
bajará a tus caderas con
caballo trepidante
buscando las lluvias que
anunciaron las aves.
Muerto el reloj como si
yaciera derretido
encima de tu cuerpo volverán
los minutos
como renacidos lobos
hambrientos
a demandarte amante y más
amante
dándole vida a todo en la
agonía del tiempo.
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