Todo lo que quisiéramos expresar en este artículo sería limitado.
Este es un título para una investigación socio-política que terminaría en un
libro de cientos de páginas. Por eso están avisados, no se hagan mucho “cocote”,
ni se lo tomen de manera personal. No seré ni siquiera holístico en el
tratamiento del tema. Quizá me convierta en un ecléctico, en un cirujano que
utiliza pinzas para extraer pequeños nódulos con tendencia cancerígenas. Los
métodos de ciencias están en reposo. Pero una estrella solitaria en todo el
orbe celeste, brillando, es capaz de llamar la atención de millones de humanos
habitantes del planeta tierra.
¡Qué bueno que es formar un liderazgo político con los
recursos del Estado! Les contaré un ejemplo. En nuestro hacer político dominicano,
el que está “pegado” y tiene un padrino que maneja “cuartos” en una función del
Estado o del empresariado o cualquier otra fuente, dispuesto al patrocinio para respaldar
intereses personales o grupales, solo tiene que despertase una mañana y decir,
¡Quiero ser senador, diputado, alcalde…! Y ya, como si fuera una magia, se
aparece en un pueblo, gasta millones; utiliza los favores del poder que lo
apaña y un río de votos desborda las urnas; tantos votos como gotas de aguas
tiene el mar. ¡Qué chulo que es así! Levanta las manos en las caravanas, le da un beso a una viejita o carga a un niño que recién ha vomitado. Frunce el
ceño y el olor a vomito lo acompaña por tres días.
Pero eso no es nada, se escucha los clamores “¡Mi pueblo! ¡Mi
pueblo! Y tiene treinta años que no lo visita. “¡Yo caminaba por este callejón
cuando chiquito!”, lo dice en alta voz y nunca fue por allí, estudió en la
capital y sacó cédula en la capital.
¡Qué bueno que es así! Dinero por aquí, dinero por allá. Chulerías
por aquí y chulerías por allá. ” ¡Ay, necesito una casita”, dice Mirita con un
ojo apagado por la penúltima miseria. Y
el candidato dice: “¡Constrúyanle la casa!” “¡Roberto toma los datos de esa
señora y háblate con ingeniero!” No se vallan lejos amigos lectores… Ese
ingeniero es al que le hizo el favor de conseguirle la contrata de una obra de
millones de “tululuses”.
Esos llamados políticos que no se han “fuñío” por el pueblo. Hacen
su propia prensa, atiborran programas radiales y uno que otro periodista consciente
o inconsciente le promueve su candidatura.
El día antes de las votaciones… ¡Diablos, cuántos “cuartos” rodando!
Miles y miladas… “Toma tú y toma tú” A lo Wilfrido Vargas, ja ja ja. Al día siguiente “más votos que el diablo”,
como dice Crucito.
¡Qué bueno que es hacer un liderazgo así! Y la vaca del
Estado, preñada del sudor del pueblo, tiene dengue y se le complica con el zika
al mismo tiempo.
Pero eso no es todo, muchos de esos flamantes elegidos por el
pueblo no vuelven más a construirle la casita a la viejita ni a besar al niño recién
vomitado. Perdón, me equivoqué, vuelven a los cuatro años más lindos, bellos, a
veces sin dinero y sin gobierno. ¡Qué vainas las mías!
Es entonces cuando le dice a la viejita “Te construiré la
casita cuando ganemos”. La viejita le dice: y ¿cómo tú te llamas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario