La fértil Editorial Universo de Letras saca al mercado un vibrante thriller que cubre un espacio de la memoria histórica dominicana que estaba huérfano y que llega firmado por la comunicadora Jenifer Pérez Tejeda
Bastante más de doscientas condecoraciones, unos cuantos miles de plazas y calles con su nombre y un balance trágico de no menos de 50.000 asesinatos. Con estas pocas palabras se puede describir el tenebroso legado de Rafael Leónidas Trujillo Molina, el dictador que a lo largo de treinta años gobernó a golpe de prisión y machetazo la República Dominicana. Ejerció la presidencia como generalísimo de todos los ejércitos nacionales de 1930 a 1938 y de 1942 a 1952 y gobernó de forma indirecta de 1938 a 1942 y de 1952 a 1961, valiéndose de presidentes que no eran más que títeres. Como se sabe, murió asesinado en mayo de 1961.
«Aquella noticia apretaba la información de cómo habían baleado a Trujillo y que se tenía cautivos a todos los implicados, en especial a un individuo que, se presumía había ayudado a llevar las armas de la familia Stocker, dadas por la CIA, y que estas fueron las usadas para ajusticiar al Chivo. Andrés no le hizo caso, porque sabía que, si eso era cierto, llevarían a todos a aquel lugar donde aguardaba. Allá era el hoyo perfecto para enterrar vivo a quien le hacía frente al régimen. Saboreó unos momentos un nombre en su memoria: Carmen». Son palabras literales extraídas del arranque de una novela prodigiosa, áspera como lo es la misma vida en multitud de ocasiones.
La libertad, la dignidad y la importancia del ser humano conforman el eje central de una historia que pivota en torno a la necesidad de saber mirarnos al espejo y hacernos las preguntas relevantes sobre la catadura moral de nuestras vidas. Hacerse trampas en el solitario es una actitud destinada al fracaso y este libro sirve para poner pie en pared en este sentido… con la alargada sombra de la dictadura de Trujillo como telón de fondo. Con estas páginas, la literatura salda una deuda moral con la memoria de todo un país.
Jenifer Pérez Tejeda, la firmante de la obra, ha estudiado actuación de cine y teatro, así como locución, maestría de ceremonias y producción de televisión. Con esta novela se encumbra como toda una alquimista del relato, capaz de esculpir personajes muy sólidos, con las hechuras necesarias para convertirse en icónicos e imperecederos. Sin usted desea conocer de primera mano los rincones no desempolvados del bellísimo país que es República Dominicana, sea bienvenido. Ha llegado al puerto adecuado.
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