DESCARGAR

SEGUIR

jueves, 5 de octubre de 2017

De políticos y artistas

Por Virgilio López Azuán

Existe una tensión de modelos mentales entre las personas que se dedican a la actividad política y otros a la actividad artística. Tanto una actividad como la otra soportan redes de razonamientos y emociones altamente diferenciadas, pero  que en algún punto de su desarrollo se juntan. Lo hacen por un prisma ético o estético del desarrollo de la conciencia.
             Es obvio que se piense en que existe una antítesis entre el accionar político y el accionar artístico. Y no faltan razones. La dimensión del pensamiento artístico se extiende por los planos de la sabiduría estética. En cambio el pensamiento político se extiende por los planos de la sabiduría ética. En fin, en su modelo, el artista circula por la avenida de lo bello, lo feo o lo siniestro. El político circula sobre las pistas de lo ético-moral, esencialmente.

              Es por ello que el artista aspira a que se ascienda a las altas nubes del placer por medio de la belleza aún en lo siniestro. Es un creador de lo bello, un trasformador a lo bello. En cambio, el político su horizonte más preciado es lo moral. Se maneja entre lo bueno y lo malo.
           Escuchamos todos los días que la mayoría de los cuestionamientos a los políticos, se hace desde la dimensión de lo moral o ética: “Este es un ladrón” (moral), “este es un corrupto” (moral), este es un sinvergüenza (moral), este es una lacra, (moral), etc. Pocos los cuestionan desde el la dimensión estética. Mientras que los cuestionamientos a los artistas pesan más desde una dimensión estética que desde una dimensión ética: “¡Qué voz tan bella!” (estética), “¡Qué voz tan desagradable, o desafina!”(estética), ¡Qué novela tan bien escrita! (estética)…  
           Así es que cuando los artistas que se “meten” a políticos, sufren mucho porque no están acostumbrados al descrédito moral de los francotiradores que militan en esas callejas de la sociedad humana.
          Lo peor de todo eso es que los apasionados políticos, que quieren asaltar los paraísos de la estética por medio del arte, suelen ser incapaces de crear la gran obra, salvo honrosa excepciones altamente conocidas. Lo harían mejor a través del ensayo crítico, pero pocas veces pueden entrar a las regiones reservadas en el íntimo iluminado para producir arte.

Usted dirá que la política es un arte. ¡Claro! El arte es quizá la manera de hacer política. Pero no todos los politicastros que andan por ahí dando lecciones de moral, alcanzan el punto de conciencia donde la política se podría convertir, precisamente en arte. 

5 octubre 2017

1 comentario:

Unknown dijo...

Excelente artículos. Muy edificador, pues sus puntualizaciones exponen con maestría, una diferenciación real y oportuna entre esas dos categoría que algunos alcanzan , pero dentro de ellos , son escasos los que logran potabilizar y aplicar esa honrosa verdad , presentada al lector por el articulista .