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domingo, 24 de julio de 2016

Sonidos maravillosos



Por Virgilio López Azuán

Conversaba sobre diversos temas con una doctora amiga del área de pediatría. Ella es muy brillante, sensible y admirable. Pocas veces encontramos profesionales como ella con tantas cualidades juntas. En la conversación salió a relucir un tema poco común. ¿Saben ustedes cuál? No se imaginarán: la sinfonía que produce los latidos de un feto en el vientre de una madre. Abordamos el tema desde una visión científica, humana, biológica; y sobre todo, desde una perspectiva casi poética.
Todo surgió porque le traté sobre un estudio que un médico realizó a mi cuerpo recientemente, utilizando una tecnología rusa, donde me diagnosticaron mi estado físico y emocional. Todo salió casi de maravillas, mi corazón está como un “cañón”, y que puedo seguir jugando baloncesto, como lo hago cada día a las 6 de la mañana. Mi salud cerebral, muy bien, un poco alterado mi sistema emocional al cual debo bajarle algo por el cúmulo de trabajo y estrés acumulado.
Bien, donde quiero llegar es a que,  así como el feto produce sonidos maravillosos durante su formación en el vientre de la madre, así cada órgano lo hace. En mi caso, en el estudio realizado, pude escuchar los sonidos de mi corazón, traducido a notas musicales mediante un programa computarizado. Fue algo espectacular, el médico me preguntó que si yo era músico, le dije que no, que escribía poemas, (nos reímos los dos). Tanto el médico como yo quedamos maravillados con la melodía producida por los latidos de mi corazón. Programó el software en versión violines, y fue maravilloso; lo llevó a la versión del piano y fue espectacular.
Todo nuestro cuerpo en una “máquina” de sonidos maravillosos que apenas percibimos. El más común es el tun tun del corazón o los estentóreos sonidos del estómago, pero con un poco de meditación, y disciplina físico y mental, podríamos escuchar nuestros mundos interiores.
Ya dijimos en un artículo anterior que en nuestro cuerpo hay sonidos armónicos de alta y baja frecuencia. Hay sonidos explosivos y melodías hermosas más allá de las compuestas por Beethoven o Bach. Es difícil en un mundo tan complejo como el que vivimos auscultar estos sonidos y sus matices, pero no es imposible.
Algunos solo escuchan de su cuerpo los sonidos en alta frecuencia, pero es bueno explorar aquellos que se producen en el interior, en el íntimo, donde se produce la poesía, la palabra como maravilla de la creación. Toda esta práctica no solo ofrece salud, armonía de carácter cósmico, sino el auto conocimiento de las verdades supremas de la vida.
    

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