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lunes, 7 de marzo de 2016

Mimetismo y crisis de identidad política

Por Virgilio López Azuán

LOS PARTIDOS POLÍTICOS

En este momento se vive una etapa de transición en la identidad política dominicana.  Los partidos realizan acuerdos para alcanzar espacios de poder y lo hacen con legítimo derecho. Estos acuerdos debieran estar basados en las afinidades programáticas, la visión de país, ideales de progreso, y por qué no,  de emancipación. Sin embargo, se observan prácticas como  el “transfuguismo”, la demagogia, la traición y el arrastre de los pudores.  En ese panorama la desvalorización ética sale de su estado de asecho y lo asalta todo.

Los partidos políticos que están llamados al sostenimiento de la estructura social de las democracias, suelen entrar en crisis como colectivos. En su conformación asumen principios y valores y cuando estos se pierden tambalea la autoridad moral que encausa las masas.  Se exponen a la pérdida de poder, al anquilosamiento  y a la desaparición en sentido más extremo.

Cuando existe una crisis de liderazgo, una sustitución de valores, una desideologización, las masas suelen dispersarse. Primero empieza con los dirigentes y luego con los militantes.

EDICIÓN DEL FRENTE PATRIÓTICO

La edición del llamado Frente Patriótico para las elecciones nacionales del 1996, cualesquiera que fueran las razones y fines, hizo que la política nacional diera un giro brusco y dejó atolondrados a sectores de tendencia conservadora y a los liberales. El hibrido político unió a cuadras antagónicas por antonomasia. Ver a Juan Bosch y al Dr. Joaquín Balaguer levantar sus manos en una causa común para cerrar el paso a sus opositores, le presentaba varias lecturas a los analistas: (1) La República Dominicana se encaminaba a un consenso de esas fuerzas para superar las taras en el pensamiento y prácticas políticas nacionales; (2) que por vía del consenso la nación entraría a la postmodernidad con otra visión del desarrollo; (3) que se redefinieran los conceptos Estado-Nación privilegiando nuevos principios y prácticas del manejo de la cosa pública;  (4) que el elemento nacionalista de tipo racista se impusiera como oposición a supuestas fuerzas anti dominicanas encabezadas por el líder de masas José Francisco Peña Gómez; (5) que se reciclaran en el poder los sectores más rancios y conservadores del país en un nuevo camuflaje de ideal político.

ALIANZAS PLD-PRD

Después de la edición del Frente Patriótico, ante una alianza inédita en la política moderna, se acabaron los asombros por lo que esto significaba. El abrazo entre antiguas enemistades se tornaba en una especie de reconciliación, en un paisaje esperanzador, pero con un costo muy alto para la identidad política y los ideales de personas y grupos que soñaban con metas de emancipación.  
Lo que pasaba en el país no era casual, surgía de un ordenamiento mundial producto de la agenda neoliberal de las naciones donde los países pequeños como el nuestro se quedaban “descolgados”. Era parte de una agenda global, empujada por los cambios en Europa, Asia, Oriente Medio y las políticas norteamericanas de tipo hegemónico.
Como decíamos, se acabaron los asombros. En la etapa actual de la política dominicana la alianza PLD-PRD reedita una práctica de estrategia política para la retención del poder, por una parte, y para evitar la disolución de un partido político por otra. En el caso del PRD,  debido  a su crisis interna y la pérdida de un liderazgo aglutinador y de masas como lo ejercía el Dr. José Francisco Peña Gómez. 
Esa alianza PLD-PRD vuelve a poner sobre el tapete otros nuevas lecturas a las prácticas políticas en el país. Volvamos al pasado. Si en el 1996 el Frente Patriótico hubiera sido formado por el PLD, PRD y las fuerzas de tendencia liberarles, izquierdistas o sectores independientes, seguro que el país exhibiera otros logros, por dialéctica o por sentido histórico del desarrollo. Los sectores liberales y progresistas hubieran entrado en acción. Pero la formación del Frente Patriótico habló otra verdad.
No estamos emitiendo juicios de valores sobre lo bueno y lo malo de estas alianzas, eso sería para otro análisis, solo describimos escenarios e inferimos sobre los mismos. Es por ello que decimos: Tuvieron que pasar veinte años de zigzagueos, de ditirambos políticos para que los líderes entendieran que esa fórmula (PLD-PRD) hubiera sido la más conveniente, solo que ahora existen otros contextos globales y nacionales, carencia de principios y otras formas de percibir y actuar en la sociedad.

ALIANZAS PRSC-PRM

El Partido Revolucionario Moderno -PRM-, surge de una profunda crisis a lo interno  del Partido Revolucionario Dominicano –PRD. Lo primero es que nace sin identidad y tiene que asumir la franquicia, los estatutos y la estructura del partido Alianza Social Dominicana –ADS-, fundado y liderado por la familia Abinader. Capitaliza el rechazo de un importante sector del PRD que luchaba en contra de las decisiones y acciones del presidente del Partido Revolucionario Dominicano, el ingeniero Miguel Vargas Maldonado. Escogen a Luis Abinader como candidato presidencial y este se enfrenta al licenciado Danilo Medina, presidente de la República el cual se valió de una modificación constitucional para optar por la repostulación.

El PRM en su lucha por alcanzar un lugar competitivo en la presente contienda electoral hace un pacto con el Partido Reformista Social Cristiano, -PRSC- (el ala de Federico Antún Batlle; porque el ala del senador Amable Aristy Castro, convertido en Partido Liberal Reformista –PLR-,pactó con el Partido de la Liberación Dominicana –PLD-) y le imprime a esta alianza una nueva versión del reciclaje de las fuerzas tradicionalmente conservadoras del país, después que estas mismas fuerzas se beneficiaron, engulleron los beneficios del Estado en los puestos ocupados en el presente gobierno.

EL MERCADO POLITICO

Todo parece un mercado de compra y ventas. La pérdida del sentido filosófico de la política es manifiesta. Parece que nadie se escapa de la vorágine de las apetencias que ofrece el poder. Aparecen políticos descalificándose, intelectuales atacándose y contra atacándose poniendo en evidencias sus incongruentes posturas por preferencias partidarias.

Aparecen dirigentes y miembros de los partidos saltando para aquí y saltando para allá, de partido en partido. Los que antes criticaban el “transfuguismo” se han convertido en tránsfugas. El precio de ciertos dirigentes ha subido considerablemente; se venden candidaturas, votos aún no ejercidos; se negocian puestos, se subastan conciencias, y sobre todo los hay que expresan: “búsquenme lo mío que ya yo no soy pendejo”.

MIMESTISMO, CRISIS Y ADVENIMIENTO

Se ha instaurado la cultura del camuflaje en la política, “cambio de color para que no me ataquen y para atacar; para adecuarme a las circunstancias y sacar las mejores ventajas”. Algunos con las almas puestas en su partido se pintan de otro color como un mecanismo de emergencia para obtener beneficios, cuando en realidad nadie sabe por quién votaría.

Hay una especie de situación caótica en la firmeza de las ideas y la sustentación de los escasos principios que todavía están a flote. Hay una contra valoración del sentido de pertenencia e identidad política. Ni siquiera se vislumbra en los hermosos paisajes del imaginario, el afianzamiento de ideales cónsonos con el devenir próximo, a escala local y nacional.

Sabemos, que el sentido del auto organización en las sociedades humanas tiende a generar procesos de carácter trascendentes y que los contextos presionan las causas. Por eso el carácter mimético, el transfuguismo, la desvalorización de las prácticas políticas confrontarán mejorías. Esto será así  y más rápido cuando se ejercite la auto ciencia y las conciencias colectivas en los pueblos.

Este proceso necesita de su construcción, sin asumir un pensamiento existencial ni un ideal de pseudo emancipaciones. Todos estos procesos políticos, sociales, económicos y culturales, editados en la República Dominicana les han servido para sentar las bases, construir las plataformas de lanzamiento de nuevos ideales del desarrollo a escala humana. Lo que pasa es que parece que no nos hemos dado cuenta. Y eso es lo lamentable, mientras unos enceguecen, otros abren nuevos caminos para transitar hacia ese desarrollo.

Creemos que sobran los falsos discursos, las posiciones miméticas, las crisis de identidades.

Esperamos un resurgimiento del liderazgo, una praxis política y social que construya una sociedad justa y habitable. 

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