Por Virgilio López Azuán
LOS
PARTIDOS POLÍTICOS
En este momento se vive una etapa
de transición en la identidad política dominicana. Los partidos realizan acuerdos para alcanzar
espacios de poder y lo hacen con legítimo derecho. Estos acuerdos debieran
estar basados en las afinidades programáticas, la visión de país, ideales de
progreso, y por qué no, de emancipación.
Sin embargo, se observan prácticas como el
“transfuguismo”, la demagogia, la traición y el arrastre de los
pudores. En ese panorama la desvalorización
ética sale de su estado de asecho y lo asalta todo.
Los partidos políticos que están llamados al sostenimiento de la estructura social de las democracias, suelen entrar en crisis como colectivos. En su conformación asumen principios y valores y cuando estos se pierden tambalea la autoridad moral que encausa las masas. Se exponen a la pérdida de poder, al anquilosamiento y a la desaparición en sentido más extremo.
Cuando existe una crisis de
liderazgo, una sustitución de valores, una desideologización, las masas suelen
dispersarse. Primero empieza con los dirigentes y luego con los militantes.
EDICIÓN DEL FRENTE PATRIÓTICO
La edición del llamado Frente
Patriótico para las elecciones nacionales del 1996, cualesquiera que fueran las
razones y fines, hizo que la política nacional diera un giro brusco y dejó
atolondrados a sectores de tendencia conservadora y a los liberales. El hibrido
político unió a cuadras antagónicas por antonomasia. Ver a Juan Bosch y al Dr.
Joaquín Balaguer levantar sus manos en una causa común para cerrar el paso a
sus opositores, le presentaba varias lecturas a los analistas: (1) La República
Dominicana se encaminaba a un consenso de esas fuerzas para superar las taras
en el pensamiento y prácticas políticas nacionales; (2) que por vía del
consenso la nación entraría a la postmodernidad con otra visión del desarrollo;
(3) que se redefinieran los conceptos Estado-Nación privilegiando nuevos
principios y prácticas del manejo de la cosa pública; (4) que el elemento nacionalista de tipo
racista se impusiera como oposición a supuestas fuerzas anti dominicanas
encabezadas por el líder de masas José Francisco Peña Gómez; (5) que se
reciclaran en el poder los sectores más rancios y conservadores del país en un
nuevo camuflaje de ideal político.
ALIANZAS PLD-PRD
Después de la edición del Frente
Patriótico, ante una alianza inédita en la política moderna, se acabaron los
asombros por lo que esto significaba. El abrazo entre antiguas enemistades se
tornaba en una especie de reconciliación, en un paisaje esperanzador, pero con
un costo muy alto para la identidad política y los ideales de personas y grupos
que soñaban con metas de emancipación.
Lo que pasaba en el país no era casual,
surgía de un ordenamiento mundial producto de la agenda neoliberal de las
naciones donde los países pequeños como el nuestro se quedaban “descolgados”.
Era parte de una agenda global, empujada por los cambios en Europa, Asia,
Oriente Medio y las políticas norteamericanas de tipo hegemónico.
Como decíamos, se acabaron los
asombros. En la etapa actual de la política dominicana la alianza PLD-PRD reedita
una práctica de estrategia política para la retención del poder, por una parte,
y para evitar la disolución de un partido político por otra. En el caso del
PRD, debido a su crisis interna y la pérdida de un
liderazgo aglutinador y de masas como lo ejercía el Dr. José Francisco Peña
Gómez.
Esa alianza PLD-PRD vuelve a poner
sobre el tapete otros nuevas lecturas a las prácticas políticas en el país.
Volvamos al pasado. Si en el 1996 el Frente Patriótico hubiera sido formado por
el PLD, PRD y las fuerzas de tendencia liberarles, izquierdistas o sectores
independientes, seguro que el país exhibiera otros logros, por dialéctica o por
sentido histórico del desarrollo. Los sectores liberales y progresistas
hubieran entrado en acción. Pero la formación del Frente Patriótico habló otra
verdad.
No estamos emitiendo juicios de
valores sobre lo bueno y lo malo de estas alianzas, eso sería para otro
análisis, solo describimos escenarios e inferimos sobre los mismos. Es por ello
que decimos: Tuvieron que pasar veinte años de zigzagueos, de ditirambos
políticos para que los líderes entendieran que esa fórmula (PLD-PRD) hubiera
sido la más conveniente, solo que ahora existen otros contextos globales y
nacionales, carencia de principios y otras formas de percibir y actuar en la
sociedad.
ALIANZAS PRSC-PRM
El Partido Revolucionario Moderno
-PRM-, surge de una profunda crisis a lo interno del Partido Revolucionario Dominicano –PRD. Lo
primero es que nace sin identidad y tiene que asumir la franquicia, los
estatutos y la estructura del partido Alianza Social Dominicana –ADS-, fundado
y liderado por la familia Abinader. Capitaliza el rechazo de un importante
sector del PRD que luchaba en contra de las decisiones y acciones del
presidente del Partido Revolucionario Dominicano, el ingeniero Miguel Vargas
Maldonado. Escogen a Luis Abinader como candidato presidencial y este se
enfrenta al licenciado Danilo Medina, presidente de la República el cual se
valió de una modificación constitucional para optar por la repostulación.
El PRM en su lucha por alcanzar un
lugar competitivo en la presente contienda electoral hace un pacto con el
Partido Reformista Social Cristiano, -PRSC- (el ala de Federico Antún Batlle;
porque el ala del senador Amable Aristy Castro, convertido en Partido Liberal
Reformista –PLR-,pactó con el Partido de la Liberación Dominicana –PLD-) y le
imprime a esta alianza una nueva versión del reciclaje de las fuerzas
tradicionalmente conservadoras del país, después que estas mismas fuerzas se
beneficiaron, engulleron los beneficios del Estado en los puestos ocupados en
el presente gobierno.
EL MERCADO POLITICO
Todo parece un mercado de compra y
ventas. La pérdida del sentido filosófico de la política es manifiesta. Parece
que nadie se escapa de la vorágine de las apetencias que ofrece el poder.
Aparecen políticos descalificándose, intelectuales atacándose y contra
atacándose poniendo en evidencias sus incongruentes posturas por preferencias
partidarias.
Aparecen dirigentes y miembros de
los partidos saltando para aquí y saltando para allá, de partido en partido.
Los que antes criticaban el “transfuguismo” se han convertido en tránsfugas. El
precio de ciertos dirigentes ha subido considerablemente; se venden
candidaturas, votos aún no ejercidos; se negocian puestos, se subastan
conciencias, y sobre todo los hay que expresan: “búsquenme lo mío que ya yo no
soy pendejo”.
MIMESTISMO, CRISIS Y ADVENIMIENTO
Se ha instaurado la cultura del
camuflaje en la política, “cambio de
color para que no me ataquen y para atacar; para adecuarme a las circunstancias
y sacar las mejores ventajas”. Algunos con las almas puestas en su partido
se pintan de otro color como un mecanismo de emergencia para obtener
beneficios, cuando en realidad nadie sabe por quién votaría.
Hay una especie de situación
caótica en la firmeza de las ideas y la sustentación de los escasos principios
que todavía están a flote. Hay una contra valoración del sentido de pertenencia
e identidad política. Ni siquiera se vislumbra en los hermosos paisajes del
imaginario, el afianzamiento de ideales cónsonos con el devenir próximo, a
escala local y nacional.
Sabemos, que el sentido del auto
organización en las sociedades humanas tiende a generar procesos de carácter
trascendentes y que los contextos presionan las causas. Por eso el carácter
mimético, el transfuguismo, la desvalorización de las prácticas políticas
confrontarán mejorías. Esto será así y
más rápido cuando se ejercite la auto ciencia y las conciencias colectivas en
los pueblos.
Este proceso necesita de su
construcción, sin asumir un pensamiento existencial ni un ideal de pseudo
emancipaciones. Todos estos procesos políticos, sociales, económicos y
culturales, editados en la República Dominicana les han servido para sentar las
bases, construir las plataformas de lanzamiento de nuevos ideales del
desarrollo a escala humana. Lo que pasa es que parece que no nos hemos dado
cuenta. Y eso es lo lamentable, mientras unos enceguecen, otros abren nuevos
caminos para transitar hacia ese desarrollo.
Creemos que sobran los falsos
discursos, las posiciones miméticas, las crisis de identidades.
Esperamos un resurgimiento del
liderazgo, una praxis política y social que construya una sociedad justa y habitable.
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