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lunes, 10 de agosto de 2015

Sociedades y comunicación

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Virgilio López Azuán
(Primera parte)


El impacto global de las nuevas tecnologías, las informaciones  y las comunicaciones en los últimos veinticinco años ha cambiado modelos de pensamientos, éticas y maneras de actuar del individuo humano y las sociedades. Existen maneras de pensar que no son más que recreaciones de antiguos modelos de concebir al individuo y a la sociedad. Sólo que esta vez nos encontramos ante un fenómeno comunicacional de gran escala apoyado en las tecnologías que nos organiza y al mismo tiempo nos caotiza de una manera tal que impactan en las construcciones axiológicas forjadas en toda la historia humana.
El estudio y las aplicaciones de los métodos de ciencias han encontrado como aliados a las nuevas tecnologías que sobre su montura han acelerado y dinamizado la búsqueda de soluciones a problemas humanos y del planeta en sentido general. En ese orden, el alcance global de la información genera una visión diferente de los fenómenos y los procesos sociales, políticos y culturales; genera poder y favorece la expresión de las ideas y los conceptos.
Antes eran menos los que producían informaciones dirigidas a grupos o sociedades un tanto limitados. Ahora, la democratización de los productores de informaciones ponen en riesgo los modelos informativos tradicionales.  Las redes sociales se han convertido en grandes productoras de todo tipo de informaciones, en todos los ámbitos y direcciones. Una estrategia trazada por los informativos tradicionales es unirse a ese sistema masivo, formal e informal que producen estas redes. Parece que pierden la batalla, pues son en gran parte, repetidores, altoparlantes de noticias ya sabidas.
La velocidad con que se produce y difunde la información es sencillamente pasmosa. Y esa capacidad global de estar informados vincula cada vez más a las personas y colectivos humanos. En este momento ha muerto el hombre de las cavernas de Platón, ya las sombras en las paredes espantan cada vez menos y la humanidad se prepara en batalla para la explicación y conquista del Todo en el mundo físico cuántico junto a otras ciencias que le sirven como soporte.
Sin embargo, no todo apunta en una misma dirección. Los estados de conciencias siempre presentarán desniveles en su madurez y diversidad. Eso permite grados de complejidades en los fenómenos y procesos comunicacionales. Todo mundo sabe lo que pasa, pero no todo mundo percibe de la misma manera lo que pasa. Esa es la riqueza humana y esa es también su pobreza.
La llamada sociedad del conocimiento sigue siendo un mito, una  promoción de las farándulas mediáticas y  manipuladoras. ¿A quién o a quienes le sirve el conocimiento? ¿Cómo se transmiten? ¿Cómo son utilizados, dentro del mundo depredador y alienante?
Preguntarán los lectores ¿de cuál lado estará mirando al mundo el que escribe estos párrafos? ¿Estará impactado por un neo existencialismo, crítico-ciber de la tal llamada postmodernidad? ¡Postmodernidad! ¿Postmodernidad de qué? ¿De esa que ha sido capaz de recrear mapas ideológicos y pseudo ideológicos? No lo creo.
Una postmodernidad con una mirada a un liberalismo de redes, fortalecidas por grupos y países hegemónicos  que al mismo tiempo han entrado en decadencia de forma ideológica. Con un dualismo tecnológico y humano que fabrica abismos insalvables en la humanidad.
A cada momento volvemos al pasado, esta vez más acelerados. A cada momento vamos al futuro más alienados y controlados.
Aquí la pobreza humana saca sus garras, manipula de forma atroz y utiliza todos los recursos disponibles para obtener, acumular y utilizar el poder. Lo hace sobre ese colchón de individuos humanos excluidos, discriminados y carcomidos  en términos materiales, sujetos de derechos y hasta espirituales.
Algunos piensan que estamos ante guerras de civilizaciones. Pero la sociedad humana ha pasado por grandes guerras de civilizaciones en el pasado. Lo que pasa ahora es que estas guerras alcanzan escalas globales. Para eso se forman telarañas de países mancomunados y acaban con todo, violando sus propias reglas de mancomunidad.
La naturaleza cobra con creces todo daño y nos devuelve de manera impiadosa. En ese sentido la comunicación a escala global juega su rol y los comunicadores, principalmente  los de mass media han de asumir altas responsabilidades en los lenguajes y el acto comunicacional en favor de los grupos humanos y sociedades.

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