Estos “temblores de tierra”
Por Virgilio López Azuán
Presidente Academia Sureña de Ciencias
En la isla Hispaniola existen fallas geológicas activas, que
producen sismos constantemente, y en los últimos días la población ha sido
testigo no de pequeños movimientos telúricos, sino también de algunos que hasta
nos han levantado de la cama. Por suerte estos sismos de pequeñas y medianas
escalas no alcanzaron la magnitud suficiente para provocar víctimas humanas ni
daños estructurales de consideración.
Un estudio reciente realizado en los Estados Unidos ha
divulgado el peligro que se cierne sobre la isla por esta constante actividad
sísmica. Declaran que puede en cualquier momento verificarse un evento de gran
magnitud que ponga en riesgo muchas vidas. Y esta declaración no es nueva, hace
muchos años que expertos dominicanos en esa materia vienen alertando a las
autoridades y la población del riesgo que padecemos.
Este tema me remonta al año 1984 cuando la desaparecida
Asociación de Profesionales Azuanos, APROA-, solicitó al sismólogo, profesor de
la USAD, Licdo. Roger Acosta, a que realizara un curso sobre sismología en
Azua. Los mentores de esta actividad fueron: Ramón Arturo Melo Sánchez, Isaura Andújar,
Miguelina Bonilla, Eddy Perdomo, quien suscribe, y otros destacados
profesionales. El licenciado Acosta abordó temas interesantes plasmados en su
libro sobre sismología, y explicó una por una las fallas geológicas de la isla,
principalmente las que afectan a la ciudad de Azua y a la Bahía de Ocoa, esta
última que sería capaz de partir “El Número” en dos.
Recuerdo que se alertó sobre hacer simulacros en las
escuelas, en las oficinas publicas, en los mercados y en otros lugares de
interés. Se pensó elaborar un plan con el Cuerpo de Bomberos de Azua, la Cruz
Roja y la Defensa Civil para iniciar una campaña de concientización sobre como
actuar antes y después del sismo. Sin interés de criticar negativamente, ese
proyecto no pasó del adiestramiento, no se realizaron las actividades
propuestas. Ya en los años 90s desapareció APROA y nadie más habló del tema, o
por lo menos no se habló en círculos institucionales, porque de manera privada
tengo la constancia de que siempre han existido personas preocupadas por los
sismos. Ni siquiera el terremoto del 12
de enero del 2010 que cobró más de 200 mil víctimas al hermano pueblo haitiano
ha movido a personas e instituciones a la realización de actividades de manera
sistemática para enfrentar este tipo de catástrofe.
En este momento, la ciudadanía es víctima de una especie de
pánico por los sismos, “temblores de tierra”, ocurridos recientemente, y pongo “temblores
de tierra” porque Roger Acosta nos enseñó que realmente no existen los llamados
“temblores de tierra”, que existen los sismos, no importa la magnitud. Creo que
eso de “temblor de tierra” es una magnífica metáfora para amortiguar los
temores.
Bueno, no me quiero desviar, lo cierto es que se hace
pertinente una iniciativa, nacional y local desde el gobierno y los
ayuntamientos para que nos preparemos en materia sísmica, lo mismo en materia
de huracanes, pues estamos expuestos a estos fenomenitos naturales y debemos
convivir con esta exposición. Que nadie se haga el “chivo loco” y no le ponga
interés a estas advertencias, la naturaleza nos juegas sus cartas inesperadas.
Y sin ánimo de alarmar, tenemos que estar preparados, porque como puede suceder
un sismo dentro de cien años, también puede suceder en ahora mismo.
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