PARAISOS DEL CUERPO
AUTOR: VIRGILIO LOPEZ AZUAN
POESÍA DEL EFLUVISMO.
I
El cuerpo tiene siembras y cosechas, tiene la grama verde del jardín, tiene tantos abrazos perdidos, tantos besos… Tiene el cuerpo la ceremonia del infinito, del temblor prolongado en el fuego. Tiene cigarras cantando en la piel y nadie sabe por qué los latidos, por qué el tiempo se comió los relojes en la tercera puerta del adiós. El cuerpo es la manzana, envidia de Eva, en los paraísos del árbol. Y las hojas, y las flores que perdieron en corazón al toque de las manos; y la tarde ensañada, viento que estremece la agonía de los tallos. El cuerpo tiene otro cuerpo pintado, fuga de fuego, quemante del alba. El cuerpo se agranda y se desgrana, se muere y se despierta: al toque de las ansias, como pájaro conmovedor.
II
El cuerpo tiene sus montañas y sus raíces, sus zanjas y sus laderas. Tiene su lluvia y su sequía, tiene la quietud y la espera. Si baja los telones, si cruzas las piernas, el cuerpo está dormido, lloviendo en las praderas. El cuerpo tiene sal, azúcar y excremento, tiene pan, hambre y alimento. El cuerpo tiene miedo, valientes y dispuestos; tiene perlas, carbón y desechos. El cuerpo tiene el sol, la luna y los helechos. Tiene calma, bombas y pertrechos. El cuerpo tiene ramas, flores y amalgamas, tiene la gana de entristecerse y volverse flama. El cuerpo tiene todo: los caminos de las montañas, tiene sierpes, tiene arañas, tiene mulas y conejos: el cuerpo tiene orejas, siempre largas. El cuerpo tiene ritmo, cuerdas y guitarras; tiene tamboras, violines y trompetas. El cuerpo es un esteta, que entona sonatas en el alma. Nada de imposibles, cuando el cuerpo tiene ganas, nada es eterno, el cuerpo se desgrana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario