
Virgilio López Azuán
Opinión sobre Paraísos de la Nada
Casi no faltaba nada del ritual de la noche. Sin embargo, todo aún presagiaba el fuego. Cuando de pronto, de una esquina- que no de la nada-se erige Virgilio- que no es el de La Eneida, aunque de cerca le sigue si de soñar se tratara. ¡Qué fuego inmenso, qué estrella tan amplia! Se ondea en su gran reciente llama: "Paraísos de la Nada". Y sin evitarlo- el hechizo era tal-, el todo se hizo un solo fuego de la Nada. Me sentí saltimbanqui, no lo oculto, me confieso. Y me zambullí en espíritu, sin mediar palabra, a la llama musa de la Nada. Más viva que muerta salí de sus flamas.
Casi no faltaba nada del ritual de la noche. Sin embargo, todo aún presagiaba el fuego. Cuando de pronto, de una esquina- que no de la nada-se erige Virgilio- que no es el de La Eneida, aunque de cerca le sigue si de soñar se tratara. ¡Qué fuego inmenso, qué estrella tan amplia! Se ondea en su gran reciente llama: "Paraísos de la Nada". Y sin evitarlo- el hechizo era tal-, el todo se hizo un solo fuego de la Nada. Me sentí saltimbanqui, no lo oculto, me confieso. Y me zambullí en espíritu, sin mediar palabra, a la llama musa de la Nada. Más viva que muerta salí de sus flamas.
Virginia Díaz
Puerto Rico
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