AUTOR: VIRGILIO LÓPEZ AZUÁN
POESIA DEL EFLUVISMO
Mi sombra
Hombre que camina con los pasos míos, encima de la noche, con mi silueta y su mascarada. Alguien le ha robado el miedo, y el frío, la ausencia de su cuerpo y mi cuerpo. Hombre que camina olvidado de luces y playas, de la mano tibia recién amada. Esa es mi sombra o quizá sea mi sombra imaginada, que levanta su mano igual que yo, que camina y camina con sus pasos atado a mis pies, al delirio de mis pies. Y yo aquí, perdido, y reflejado, carne y hombre, huesos y hombre crujido, lleno de voces y encuentros. Y tú ahí siendo yo de igualado, pero sin que el páncreas vomite sus limones, y la sangre hecha noche alumbre de púrpura los sueños culminados. Esa es mi sombra, sin asaltos y sin rutina, sin hogueras que enciendan sus contornos, con lo ojos clausurados y lúcidos. Y este aquí, reflejando las demencias del mundo, poblador de las flores y el medio día soñado. Esa es mi sombra o la sombra del mí, de aquella osamenta que vivió soñando lumbre, deslumbrada del brillo de los oros y el medio día. Esa es mi sombra, alumbrada y soltera, esposa de la tierra y de las piedras, esposa de la yerba y las estrellas. Y yo aquí, con mi boca llena de palabras andantes, abriendo los caminos, andando sed de alas y otros cielos. Esa es mi sombra, asida a mis pies y mis manos, a mi pecho y a mis ramas, a mis colores pasados, sin edad y sin miradas. Sombra arriba, sombra abajo, desierta de vísceras, visceralmente traspasada por mi aliento y mi vino, por tantos pasos andados. Esa es mi sombra sobre la tierra, sobre las piedras del mar y el sol, en los espejos revelados. Hombre que camina con los pasos míos, deshazte tus manos e inventa tus labios, inventa tu beso, inventa tu boca, que te harán falta en los días nublados.
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