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jueves, 28 de enero de 2016

Aproximación a unos comentarios literarios


 Por Virgilio López Azuán
(Ingeniero Agrónomo)


“Si solo haces lo que la gente espera de ti,
                  quiere decir que no tienes vida propia”
                                                  (José Carvajal)
                                                                                                                            
A raíz de la premiación de uno de nuestros libros: Sumer: poética de los números” por parte de Fundación Global Democracia y Desarrollo –FUNGLODE-, el periodista José Carvajal realizó unos comentarios según su concepción de la poesía, la historia del pueblo sumerio, el veredicto del jurado seleccionador de la obra, el significado de los números y las supuestas deficiencias de la obra  y el autor.

miércoles, 27 de enero de 2016

Waldo Ariel Suero: la insensatez de una huelga de médicos.


Virgilio López Azuán

Nunca me he explicado por qué bajo la dirección del doctor Waldo Ariel Suero en las ocasiones que ha sido presidente del Colegio Médico Dominicano,  -AMD- el recurso reivindicativo predilecto sea la huelga de médicos.
En este momento que ataca al pueblo dominicano el zikavirus, el dengue y otras enfermedades virales, no existen razones humanas que justifiquen estas huelgas que se vienen realizando por demanda laborales, aunque también reclamen el arreglo de hospitales, medicinas para los pacientes, equipos y otras necesidades para ejercer su oficio. Y digo por demandas laborales porque desde que se cumplen estas demandas inmediatamente paran las huelgas.

viernes, 22 de enero de 2016

UTESUR y CONADIS realizan un taller de Desarrollo Inclusivo con Base Comunitaria



La Universidad Tecnológica del Sur –UTESUR- y el Consejo Nacional de Discapacidad -CONADIS- realizaron un taller de Desarrollo Inclusivo con Base Comunitaria, donde participaron profesores, delegaciones de instituciones que trabajan el tema de la discapacidad en Azua, médicos, funcionarios e invitados especiales.

El lenguaje de los mundos

Por Virgilio López Azuán

Todo es mundo, o en todo hay un mundo o muchos mundos: En pájaro que canta en la copa del árbol, en el pez que nada, en el perro que ladra, en una piedra olvidada en el camino… Y esos mundos “hablan”, son expresivos, tienen sus lenguajes, pero el individuo humano todavía no ha explorado las dimensiones de esos mundos. No tiene los sentidos físicos ni espirituales desarrollados para eso, salvo raras excepciones, que han logrado desentrañar misterios mayores de la naturaleza, aunque siempre de manera limitada y hermética.

martes, 19 de enero de 2016

La formación de liderazgos políticos en República Dominicana.



Todo lo que quisiéramos expresar en este artículo sería limitado. Este es un título para una investigación socio-política que terminaría en un libro de cientos de páginas. Por eso están avisados, no se hagan mucho “cocote”, ni se lo tomen de manera personal. No seré ni siquiera holístico en el tratamiento del tema. Quizá me convierta en un ecléctico, en un cirujano que utiliza pinzas para extraer pequeños nódulos con tendencia cancerígenas. Los métodos de ciencias están en reposo. Pero una estrella solitaria en todo el orbe celeste, brillando, es capaz de llamar la atención de millones de humanos habitantes del planeta tierra.

lunes, 18 de enero de 2016

Los funcionarios candidatos


El país político dominicano no se ha dado una ley de partidos políticos y andamos la segunda década del siglo XXI. Una sociedad que se supone debe estar basada en deberes y derechos no puede dejar suelto el tema de la regulación de estas organizaciones y sus integrantes.
Han pasado años y la irresponsabilidad de los “dueños” de los partidos en República Dominicana y de las cámaras legislativas se ha puesto de manifiesto.  Se han burlado de  manera vulgar de las iniciativas que consoliden y hagan realidad esa ley, por demás necesaria para impulsar los valores que sustentan las democracias modernas.

sábado, 9 de enero de 2016

Danzar como guasábaras: El reconocimiento de la Academia Dominicana de la Lengua al doctor Marino Vinicio Castillo.


Por Virgilio López Azuán

Ya me pronuncié sobre el reconocimiento de la Academia Dominicana de la Lengua –ADL- al doctor Marino Vinicio Castillo (Vincho) y dije que no me gustó, pero eso no significa que sea un reconocimiento merecido o inmerecido por el beneficiario.

jueves, 7 de enero de 2016

Lenguas y Culturas: una aproximación.


Por Virgilio López Azuán

(Siguendo el debate con el escritor dominicano, auto proclamado o nacionalizado ruso, R.A. Ramirez-Báez)

Tengo un amigo, (porque siempre seré su amigo hasta que él me lo permita, no importan las diferencias de actitudes, aptitudes, opiniones, visión sobre la vida, la literatura y las ideas de las sociedades que cada cual tenga) que categoriza de superior al idioma, lengua y la cultura  rusa versus el idioma, lengua y la cultura española. Esa opinión la respeto pero no la comparto. ¿Puede en la dimensión cultural de un idioma, lengua o una cultura ser superior a otra? ¿Existe alguien con autoridad para decir que un idioma, lengua o cultura es uno superior del otro? No existe sin el criterio de la jerarquización. ¿Pero quién jerarquiza? ¿Quién autoriza esas escalas jerárquicas? ¿Quién manipula esa jerarquización y con cuáles propósitos? ¿Cuáles son las categorías seleccionadas para esa jerarquización, y qué importancia tiene el momento histórico en que se desarrollan y se analizan? No creo que el ruso sea mejor que el español, el árabe peor que el inglés, etc.
Quizá en otros momentos de la historia estas preguntas carecerían de sentido, pero no ahora. Solo hay que meditar un poco para hacer las inferencias.
Ahora bien, el origen, desarrollo y desaparición de una lengua, es un proceso humano y social. Muchas lenguas y formas de lenguas han tenido su auge, han nacido, se han desarrollado y hoy son lenguas muertas. Surgen otras por la dinámica de la vida en sociedad y ha sido así desde estadio primitivo hasta la postmodernidad. Lenguas y culturas se establecen, se inter fecundan, se imponen y hasta desaparecen producto de los procesos migratorios, climáticos, guerras, hegemonías, etc. Pero concebir en esta etapa de la evolución del pensamiento humano a un idioma superior a otro, eso es lamentablemente segregacionista y discriminatorio de las culturas.
No es verdad que la cultura occidental sea mejor que la oriental y viceversa. Los juicios de valores son tan peligrosos como culturales, tan éticos como inmorales. Las diferencias que existen entre principios y valores entre una cultura y otra, las definen la concepción ético y moral de las sociedades, sus ideas rectoras, donde la religión ha jugado un rol determinante para establecer campos hegemónicos y de enajenación.     
Si bien, el carácter insular de la Española y sobre todo que el idioma español solo se habla de forma generalizada en la parte Este de la isla producto las contiendas colonialistas, culturales, políticas, sociales y económicas a lo largo de su historia, bien es cierto que no se puede denostar al idioma por su evolución en un "pedazo de isla" localizado en el planeta tierra.
Dicho sea de paso, el aporte de la isla Española a la evolución lingüística ha sido importante incorporando vocablos arcaicos y modernos que han abierto nuevos espacios de expresión, nuevas formas de auscultar el mundo y su realidad.  
Los vocablos aborígenes, africanos, latinos y de otras lenguas han inyectado al idioma español formas claves en la conformación de identidades personales y colectivas.
Este escrito no tiene que ser, ni debe ser de carácter hispanófilo, porque se sale en defensa del idioma español, nadie ignora cómo ha sido utilizado este idioma para establecer hegemonías culturales, religiosas, políticas, económicas, entre otras. No tiene la intención de categorizar como mejor o peor a una lengua o idioma. Esas enfermizas maneras de defensas no caben en nuestras prácticas académicas y filosóficas, pero la excusión de sus aportes sería un objeto de miopía intelectual y una negación a nuestras identidades, de las cuales para bien o para mal somos parte de su producto.
Nuestra lengua materna, el español, nos enseñó de su riqueza expresiva. Aunque la historia hable sus crueles verdades en la conformación de la cosmogonía lingüista de la isla y toda américa, renegar el idioma español es renegarse a sí mismo, como en el caso que nos concierne que nacimos en la isla Española.  
El aporte del idioma y de la cultura rusa al mundo literario es indudable. La forma de cambios en los paradigmas humanos, de concebir las sociedades modernas ha puesto de manifiesto muchos de sus aciertos y  muchos de sus yerros. Más de doscientos millones de hablantes es una muestra de la importancia de ese idioma, pero las barreras que tiene la sociedad rusa por medio de su idioma, por su complejidad, ha impactado mucho en su crecimiento y en sus hablantes. ¡Claro! Esto también tiene una lectura política y cultural entre las causas de esas limitaciones.
No caben dudas que en la evolución de una lengua, el tiempo histórico, las guerras, las emigraciones y las maneras de vivir juntos amplían sus aspectos semiológicos,  semióticos y semánticos, dando espacio a parte de su evolución.
El idioma de Tostoy y Dolstoyesky, ofrece un abanico de posibilidades y campos realistas e interpretativos para conocer la condición humana, sus emociones, sus relaciones de poder, su filosofía; sus alcances y limitaciones.
La poesía, la música el arte en sentido general, tienen sus propios lenguajes. La literatura tiene como materia prima la palabra y sus construcciones. El escritor debe manejar el idioma en el que escribe, ser capaz de trascenderlo, importantizando sus raíces culturales convertidas o no en patrimonio. Debe el escritor contar o cantar sus pensamientos y sentimientos; buscar las maneras de construir lo nuevo sobre sus propias plataformas cognitivas.
He escrito poemas en inglés, pero mí capacidad (que siempre será limitara limitada en cualquier idioma hasta en el español) no me permiten capturar los registros íntimos que desearía dar a conocer como lo hago en mi lengua materna. Porque hay cosas para mí que solo pueden ser conformadas en mi propia lengua. Es que no se puede arrancar y mostrar como flores los paraísos no vividos, o aquellos que conformaron las propias vivencias, acompañado por los microcosmos fraguados por ellas, o por los macrocosmos imaginativos.
Suelen haber traducciones muy buenas, pero otras son frustrantes y hasta deformantes. Existen imágenes y construcciones del pensamiento en una lengua que no son capaces de soportar una traducción por más fino que sea el traductor, porque el abismo de la memoria genético-cultural, por decirlo de alguna manera, de dos lenguas distintas puede ser insondable para el mismo campo expresivo.
Tengo entre mis manos la obra Gouverneurs de la rosée, versión en francés y la misma novela “Los Gobernadores del Rocío” versión en español, del novelista haitiano Jacques Roumain. Aunque la versión al español se podría considerar bien lograda,  de su versión francesa omite registros de carácter estético, capaces de cambiar los giros de las imágenes y significantes que pretendió el autor plasmar. Lo mismo confirmé con la versión del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, adecuada a español moderno y otra versión muy interesante escrita en versos. O sea, que hasta en el mismo idioma se pueden presentar multiplicidad de opciones creadoras de campos de expresión, para no decir mundos multívocos.
No es lo mismo la lectura que le da un intelectual ruso a la novela del Quijote en la versión traducida al ruso, que la que le da el lector de habla hispana a la versión en su lengua materna.
No es la misma, la lectura que le da una mujer de veinte años a la novela María de Jorge Isaac;  que sufra de epilepsia (enfermedad que ronda mi casa) y que su marido está en la guerra,  que la lectura que le da un hombre jubilado de sesenta años. No es lo mismo. Ni las experiencias vividas de la mujer son las mismas que las del hombre. El estallido emocional y las realidades interiores y exteriores de una persona no son iguales a la de otra. Serán percepciones distintas, serán perspectivas diferentes de interpretación y sensación.
No es casual que dos personas con “la misma” formación política le guste más a uno las canciones de Joan Manuel Serrat y al otro, las canciones de Víctor Manuel San José Sánchez. Los gustos y preferencias en el campo estético son tan subjetivos como individuales.
Eso lo medité hace mucho cuando releía a Ana Karenina de León Tostoy, Crimen y Castigo de Fedor Dostroyesky, la Divina Comedia de Dante de Aleighieri, los poemas de Baudelaire o los cuentos de Poe. Lo hice en mi etapa juvenil, bisoña, con escaso “back groun” y conformación del pensamiento literario ¡Claro! ¡Carezco del don de la genialidad! Después de muchos años de leer esas obras he tenido que releerlas, desaprenderla para volverla a colocar en el espacio más justo de acuerdo a mis siempre limitadas capacidades acumuladas a lo largo del tiempo.  
Y volviendo a lo anterior, no es lo mismo leer la Divina Comedia a los catorce años que a los cincuenta cuando a lo largo de la vida pueden desfilar caravanas de conocimientos filosóficos, teológicos, metálicos, científicos que dan otra base interpretativa de la obra. Ya el infierno narrado por Dante no es el mismo que el narrado por los hebreos.
Nadie ignora la evolución que registra el cerebro en los campos lógicos, estéticos, culturales, ideológicos, etc., en toda la vida. Lo penoso es que también cabe la decadencia por las múltiples frustraciones, por las ideas truncas y las metas inalcanzables que azuzan el egocentrismo humano.
Es por ello que nunca tendremos la palabra aunque tengamos un diploma rojo Suma Cum Laude en Rusia o un doctorado en España.

miércoles, 6 de enero de 2016

También me echaron de la Playa Monte Río.



Por Virgilio López Azuán

En la mañana estábamos en los funerales de ex Síndico de Azua Freddy Pérez. Pero la vida seguía como siempre, en su derrotero. Ya en la tarde en playa Monte Río. Tenía mucho que no iba a la playa por la tarde. Algo pasó que sin planificarlo tomé esa carretera. Al llegar a la curva vi que estaba muy avanzada la construcción de un elevado para la nueva carretera de circunvalación de Azua. Me deslizo en la yipeta como le dicen al vehículo en que ando. Miro a la derecha y atravieso los espinos con mi haz de ojos furtivos.
Miro hacia la izquierda, otros espinos: matorrales y bayahondas; cactus y guasábaras presentidas. Sé que a la derecha aparecerá el camino por donde entra Eddy Noboa al conuco con su vieja guagua. Sé también que he dejado atrás el lugar donde salía el fantasma de una muchacha que pedía “bolas”  a los vehículos de  los visitantes nocturnos de la playa. Ya me contaron que un hombre del Pueblo Abajo la montó en la parte trasera. Cuando miró ya no estaba la muchacha. Se le engrifaron los pelos, aceleró el vehículo y fue a parar a su casa delirante en fiebre. Escuché de ella por el noticiario de televisión cuando dijeron que ese misto corre de boca en boca. No fue que me equivoqué, ni que comí espaguetis, fue “misto” que dijeron en la TV, no mito, como debe ser.
Miren que cosa, comencé narrando un momento triste y ya se me dispararon los cables. Miren como vuela el pensamiento, un funeral, los espinos, el camino al conuco de Eddy Noboa, el fantasma de la muchacha que sale, los pelos que se engrifan y por último el “misto”.
De lo triste a lo misterioso; del miedo a lo jocoso de la palabra “misto”. Esto es complicado… Pero sigo mi camino, algo me lleva a la playa de Monte Río: Carretera buena, tendido eléctrico nuevo y… ya estoy en el badén, por donde el río se mete por abajo. Crucé y un recuerdo de viejos cocoteros me hizo detener un poco la marcha, mientras presentía el fondo gris azul del mar. Arriba en el promontorio, la vieja casa de Bambo Cabral; abajo, arboles crecidos en las ruinas de un antiguo bar, que si mi recuerdo no se ahogó en las aguas que afloran en la boca del río Vía, era propiedad de Eddy Noboa, por cierto.
Tengo la sensación de que alguna vez entré a ese bar o por lo menos lo vi desde afuera. Seguí la marcha. Ya la tarde se hacía algo gris. ¡Caramba, las casitas de Freddy Pérez! Me asaltó esa frase. Al medio día fue sepultado y esas casitas estaban allí una al lado de la otra. Aquellas que contaron historias del pueblo, de amor y pasiones fugitivas. Allí estaban esas casitas, abandonadas frente al mar, hablando con sus paredes en salitre de otra Azua que se fue pero sueña con renacer en cada ola del mar.
Al bar Rancho La Rueda fui muchas veces, bebía nada, sí bailaba. Un poeta que no beba ¿de dónde saca la inspiración? decían los amigos de mi papá en medio de volutas de humo y alcohol. Verdad, no bebía, pero bailaba en Rancho La Rueda. Me gustaban esas ruedas grandes que a veces confundía con los timones de los barcos; esas caracolas dispuestas entre flores, esos motivos marineros, de peces pintados, imaginados algunos talvez.  Esas piedras del mar y esas matas de uva playa que sombreaban la tierra y las cuevitas por donde salían de vez en cuando los cangrejos.
Sí, Rancho La Rueda, era también propiedad de Freddy Pérez que se llevó el azul de las aguas del mar en sus ojos porque no podía hacerlo de otra manera.
Seguí lentamente y me estacioné cerca del antiguo bar del Chino Prieto, porque todavía la gente dice: el bar de Chino Prieto. Fue en ese instante que miré al otro lado.  Suponía una tarde tranquila. Pero me llevé tremendo susto, ¡Me habían robado el mar! Un enjambre autos parqueados a la orilla de la playa, me hurtó la mirada y se tragó el paisaje del agua y horizonte que esperaba. Aunque había mucha gente, por primera vez escuché muy poco los ruidos de las bocinas de los autos, los reguetoneros y dembouseros; los merengueros y los raperos. No sé si fue coincidencia, misterio  o era porque Freddy había muerto. Pero las bocinas estaban bajas.
Me escabullí como pude, crucé los autos y allí estaba el mar. Sí, mi mar de Monte Río. Ese mismo mar que suena en marullos nocturnos en la casa de Chito Naut, que choca sus olas en los arrecifes de mi sueño primero.  ¡Ya rescaté el mar! Dije. Pero solo fue una ilusión. Todo pasó como relámpago quebrado sobre una nostalgia provinciana.
Esa playa Monte Río azotada por las tormentas pensé que no resucitaría jamás de los últimos destrozos. Pero vi desfilar equipos pesados, palas mecánicas, camiones de lodo y después..., mejoró considerablemente. Pero al mar le dio rabia y se alejó más de cincuenta metros. Recuerdo que estuvo cerquita del bar de Michenche y dije: “un día de esto arrastrará a las sillas y las mesas rojas y verdes, y el tradicional culto a San Miguel Arcángel, habrá que hacerlo en la colina después de calentar los palos, darse los tragos de ron y hacer bajar los misterios”.
Y no me olvidaré de aquellos personajes “Monterrío” y “Mantoquequere”, donde quiera que estén. De los pescadores echando sus yolas y sus trasmallos; de tío David López, Palito, Héctor Pérez, Ramón y Alcántara el de la Malaria en el Hospital Simón Estriddels. No olvidaré las tiradas de anzuelos por las noches, terciados algunas veces con botellas de café y la esperanza de que pique un bendito pez.
¡Cóntrale! Disculpen, me he ido lejos. Pero no puedo dejar de mencionar los seres que se han ido, también son parte de la playa. Ellos son los “Ángeles del mar”, los ahogados, los que provocan lágrimas en los recuerdos de sus familias y sus amigos; lagrimas que se convierten en peces fosforescentes por las noches y nadan sobre la superficie de las aguas para que las almas no se sientan solas.
La gente siempre va, la gente se congrega en Semana Santa y otros días, convidada por los andamios de la música de ahora con la lírica de dos palabra repetidas “cuchumil” veces, ra, pa, pa, que es otra forma de mostrar a una clase oprimida buscando redención. ¡Para donde coge la gente en Azua! Allá a lo lejos veo a Mirto con su carrito atendiendo a don Ricardo, de aquel lado un perro tratando de tapar sus excrementos, acá una niña que me pregunta “señor dónde hay un baño para hacer pipí”.
Mi gente no respeta, nadie quiere aportar nada. Perdón, algunos si lo hacen. Vi resucitar varias veces el restaurant Rancho La Rueda, al último fue al amigo Teo que con sus ojos brotados de esperanza lo vio desfallecer. A Teo también lo vi rehabilitando otro negocito como quijote subido en un segundo nivel, mirando el mar sobre las viejas palmas de la enramada de Monga. También Willy, Chito,  José Luis con proyecto de Villa Monte Río, la alcaldía con más intenciones que recursos de los que dispone.  Ellos se resisten a ver morir la playa, ellos les dan respiración boca a boca a esa playa. Porque ya no es la misma de hace tiempo talvez, cuando venían guaguas de estudiantes en giras, algunos turistas y vecinos.
Mi playa languidece. No se descarta que la gente lave los autos con las olas. Tampoco que los motoristas se metan entre las piernas de los niños para romper sus huesos de palito de coco. A los autos les saldrán cuatro patas y pasearán sobre la arena y las gravas; sacarán a la gente y sus dueños lanzarán carcajadas de burlas sobre el paisaje.
Hace poco me echaron del parque, hoy me echaron de la playa. Me echaron de la playa los olvidos, la desidia de la gente, la apatía de muchos, la basura, la tarde gris, la esperanza quebrada en los negocios, el río casi muerto.
No me echaron las olas que por las noches dibujan la luna, ni el romance de una sirena con los piratas del caribe; ni tampoco los tiernos fantasmas de pulpos gigantes que tocan arpegios debajo de las aguas, ni los peces brillantes de la tarde.  No, esos no me echarán nunca. Ellos siempre estarán allí vigilando la bahía, trayendo los motivos para que sintamos los aplausos de la vida. Ellos estarán ahí, esperando que un baño de humanidad limpie los rostros de las arenas, que escuchemos el diálogo de los cangrejos porque vienen los truenos.
Ellos siempre estarán allí, celosos de su mar y de su sol, celosos del paisaje y su montaña. Ellos estarán allí, cuando Azua se levante a las seis de la mañana. 

martes, 5 de enero de 2016

LOS GENIOS QUE NOS GASTAMOS.


Por Virgilio López Azuán.

Hasta que ciertos intelectuales dominicanos en el país y dominicanos en extranjero se crean sabelotodo y malgasten tinta en disquisiciones pueriles en contra de otros: escritores, creadores, comentaristas, críticos, etc., la crítica literaria en nuestro país aportará muy poco al desarrollo de ese género. Eso también es parte del vacío intelectual, del existencialismo atroz, de la vanidad y la corriente "egocontinentalista" de unos y "egoinsularista" de otros. Los huesos de Pedro Henríquez Ureña gritarán en sinfonía con la de sus amigos el argentino Jorge Luis Borges y el mexicano Alfonso Reyes.
Hay opiniones y críticas, malas, pero muy malas, de eso están llenas las redes sociales. Pero para muchos, nada de lo que se hace en esta anodina “media isla” es bueno (entre comillas) porque no existe literalmente tal media isla, ya que es un argumento tan reduccionista como de utilización racista. En fin, puede funcionar como una metáfora despectiva. Existe una isla con dos repúblicas y nada más, desde el punto de vista geográfico. O sea, que los que dicen media isla estarían inyectados por paradigmas socioculturales capaces de contener fuertes cargas ideológicas en decadencia. Si bien, la crítica literaria en nuestro país, adolece de importantes fortalezas, existen profesionales bien preparados para el ejercicio del género. Al menos, de eso tengo constancia.

Lo que pasa es que muchos por tratar de trascender, lograr popularidad en las redes sociales; establecer cierto marketing, se valen de todos los argumentos hasta el denostativo con el objetivo de descalificar. La categoría de críticos resentidos hay que incluirla en el análisis de la evolución de la crítica literaria dominicana. Indudablemente.
La decadencia en la actual civilización, en el espacio “ciudad” quizá evocando a Eugenio Trías, ha provocado una ruptura no solo emocional, sino una crisis espiritual de carácter neoexistencial que se expresa en esos intelectuales sabelotodo.
Seguro que no faltarán las voces que critiquen, que me estrujen al rostro estas opiniones; que haciendo alardes de falsas y verdaderas; escasas y abundantes erudiciones, aportando un chovinismo crítico, destrocen, despedacen estas ideas, y a su autor.
Y pueden hacerlo, y no me molesta que lo hagan, ni que el síndrome de la patología “neolibertino” del pensamiento se manifieste al pie de esta nota. Y los que acostumbran a esta práctica, que no se amilanen, que se expresen. No existen maneras de crecer en todos los contextos, en todas las vertientes y pensamientos sin una buena crítica, fundamentada en la hondura que se requiere para alcanzar categoría científica.
Que esa crítica a las ideas y conceptos literarios alcancen la categoría de innovadora, artística, que le tapen la boca a Jorge Luis Borges. Porque ya todo es cita, todo de alguna manera alguien lo ha dicho. Hasta le hemos encontrado la “quinta pata al gato”, con los genios que nos gastamos.