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sábado, 17 de noviembre de 2012

Subir a tu asombro.



POESÌA DEL EFLUVISMO
AUTOR: VIRGILIO LOPEZ AZUAN

Faltó una escalera para trepar a tu asombro, despojar las miserias del tiempo perdido. Faltaron bombillas en el fondo de los mares, arpones de caza, corazones fríos y calamares. Estuvieron allí, silencios desnudos, mentiras piadosas, fugitivas canciones tiradas en el camino.  Estuvieron aquí,  equivocadas razones de gloria eternizada en los ojos, en los bosques callados de hojas muertas. Faltaron cien corazones a todo galope, cien manos temblando en la piel, faltaron tambores en la memoria, ladridos de perros. Sobraron lo vientos y los ecos, las voces solitarias, las rocas y los desechos. Sobraron peces en los bolsillos, brújulas chinas, manzanas y pertrechos. Faltaron los truenos en las  cavernas, las gotas amarillas del crepúsculo. Sobraron rosas de plásticos, pasajeras. Y sobre la mesa faltó el vino de uvas, el pan y las cuerdas. Sobraron las moscas, y faltaron mariposas. Sobraron los miedos y faltaron las armas de guerras. Y en todos los párpados del día faltó una escalera para subir a tu asombro. 
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NO FALTES


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XXXIV
POESÍA DEL EFLUVISMO
AUTOR: VIRGILIO LOPEZ AZUAN

No esperes, lánzate sin miedo a bailar regeetones  en mis brazos, porque al compás de una bachata se caerán los Ángeles de hueso en mi hastío.Volverán tambores a despertar los silencios y golpes de merengue flotarán los senos de la aurora.Mujer de media calle, tú que envuelves, que masticas el vino en la fiesta de los otros, tú que engañas con tus ojos en movimiento, con tus pícaras manías de mover la cintura untada de aceites y resinas. Ven, lánzate, que el sudor de los cuerpos se convierta en musgo, que suban las hiedras del rubor a nuestros ojos. No dudes ni un instante, la noche se hace llama, la cama se muere de soledades. Mírate en el espejo porque devolvió todas las imágenes, los espantapájaros del miedo. Ya hemos tenido tantos inventos en la lengua, en los labios, en el placer ciego de una pasión marciana.Ya hemos apagado tantas lámparas para encender los maderos que nos quedan por si existe la virtud del reintegro. No faltes a esta hora que la pasión se vuelto picacho que roza el cielo.
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